Jorge Rodríguez es un santandereano de 78 años, enamorado de nuestra cultura. Hace 53 años salió de su tierra y actualmente se siente un nariñense más. Antes de llegar al departamento estuvo trabajando como docente de inglés y español en Bucaramanga, al casarse decidió mudarse a Ipiales y empezar una nueva vida. Fue contratado en un colegio nocturno, en el cual, podía tener mucho más tiempo libre y con el apoyo de su esposa, empezó a dedicarse a las labores del campo, aprendiendo así a cuidar plantas, todo sobre la producción de cuyes y truchas, fortaleciendo el amor que él siempre ha sentido por la naturaleza.
Guiado por cariño al campo, formó su propio criadero de animales, en el cual tenía patos, gansos, alrededor de 2200 cuyes y producía hasta dos toneladas de truchas, convirtiéndose en vendedor a nivel departamental y casi nacional, llevando cuyes a casi toda Colombia.
Por cuestiones de salud de su esposa tomaron la dura decisión de dejar atrás el campo y volver a la ciudad para su cuidado; debido a esto Jorge y su familia decidieron parcelar la finca, y es así como nace el emprendimiento, como menciona Jorge “la parcelación de la finca los ángeles”, en la cual busca “vender pedazos para que la gente, digamos, las familias hicieran una parcela, montaran su casita, tuvieran sus animalitos, tuvieran su gallina, tuvieran sus cuyes si es el caso, su jardín y hicieran su casa a su acomodo porque las parcelas son de 2500 metros cuadrados.”
Para llevar a cabo esta idea de negocio era importante el aprendizaje de herramientas tecnológicas, lo que presento todo un reto para él, puesto que “no sabía manejar ni un celular, ni siquiera el televisor.” Por esta razón se inscribió al curso, emprendedores de oro del proyecto POETA DigiSpark, implementada gracia al apoyo de entidades internacionales como Microsoft, The Trust for The Americas, la organización de los Estados Americanos y locales como el Centro de Emprendimiento Digital y Tecnológico de Pasto – Carlos Cesar Puyana y el socio local ParqueSoft Nariño, del cual nos comentaba muy feliz y satisfecho sobre las cosas que había aprendido; ya sabía manejar aspectos básicos de las redes sociales como Facebook y WhatsApp, sacarse una fotografía y poder subirla a la red, hacer búsquedas en internet, etc.
Jorge está muy entusiasmado por la evolución que ha tenido, dado que, pasó de no saber como funcionaba el televisor a saber utilizar redes sociales.
De estos nuevos conocimientos adquiridos no solo ha aprendido Jorge, sino que, además, su querida esposa. Ambos ahora saben sobre el funcionamiento de las redes sociales, de sacarse una selfi, y todo lo que va aprendiendo don Jorge en las clases al llegar a casa le explica a su esposa lo aprendido en el día, a lo que ella entusiasmada escucha con detenimiento para aprender y salir ambos beneficiados.
De este proceso tuvo la oportunidad de conocer personas, que, aunque eran menores, logro aprender mucho y encontrar un lugar en el cual su proyecto podía encajar sin importar lo diferente que era. El compañerismo, amabilidad y venir a compartir era algo que encontraba en cada sesión de clases.
Jorge es un gran ejemplo de resiliencia, de que, la edad no es un impedimento para continuar aprendiendo y podernos superar, además, de resaltarnos el poder tan grande que tiene el aprender, debido a que, podemos sentirnos rejuvenecidos.
Él se siente muy agradecido por todo lo que este curso, brindado por el proyecto POETA DigiSpark le ha proporcionado, por todo lo aprendido y por la forma en como ha logrado transformar su vida y la de su esposa en un aspecto muy positivo, logrando sentir que la vida es mucho más fácil y mejor con la tecnología.
Actualmente, Jorge Rodríguez quiere seguir aprendiendo y mejorando sus conocimientos tecnológicos para su cotidianidad y continuar vendiendo sus parcelas, que con ayuda del curso y las herramientas aprendidas puestas en práctica ha logrado vender 3 de las 12 parcelas que tiene. Agradece al proyecto POETA DigiSpark por la oportunidad de participar y transformar su vida, llenarla nuevamente de vitalidad y entusiasmo a pesar de su edad, dejándonos en claro que nunca es tarde para aprender.
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