Cuando hablamos de un proceso sobre la confianza, la vocación y la dedicación inmediatamente, pienso en las personas que acompañamos en el camino del aprendizaje digital, así, como una de esas coincidencias de la vida que se convierte en la mejor de las experiencias fue como inicio este camino, sin pensar pase a acompañar a más de 30 personas en su camino de aprendizaje y aunque el éxito de este proceso depende de las ganas de aprender, de la disposición que ellos tengan, sin duda alguna la confianza que depositan en nosotros crea afectos donde más allá de una relación monitor-estudiante, es una relación de iguales, de personas que están en constante aprendizaje.
Porque a lo mejor Rosa, María, Amanda, Roberto, Nelson, Leopoldo y muchos más, están aprendiendo sobre el manejo del computador, la comercialización por internet y explorando sobre herramientas informáticas, pero yo, he aprendido de cada uno de ellos, de sus años de experiencia, de sus vivencias, de los tiempos de sus cultivos, de sus actividades y de sus territorios que sin conocerlos, a través de sus historias puedo imaginarios, es gratificante cuando conectas con alguien en un par de horas, cuando de manera orgullosa muestran lo que son y lo que hacen, cuando eres invitada en sus vidas, en sus hogares, en sus actividades y a compartir sus espacios.
Y es que llena tantísimo el corazón saber que ven en mí, más que una persona pasajera en sus vidas, que nuestra relación amistosa no va a terminar con el hecho de finalizar una etapa, pues me han dado la oportunidad de estar en sus corazones, de querer ocupar un lugar en sus territorios, y me ilusiona cuando de manera espontánea muestran orgullosos fotografías de sus casas, de sus cultivos, de lo que son y de dónde vienen, sé que si en algún momento llego al Encano, a Guachucal, a Matituy e incluso aquí cerca en Janacatu, seré recibida con mucho afecto, porque es lo que me han hecho sentir con sus palabras, con sus acciones y la confianza que depositan en mí al momento de guiarlos en este proceso, el mismo que en sus palabras ha trasformado muchos aspectos de su vida, su manera de dar a conocer sus territorios, sus productos y sus vivencias.
Algo que me ha enseñado esta experiencia es que todos los días se aprende algo nuevo, y yo, aprendo cada día a enamorarme sin ser docente, el acompañar y empoderar a mis “estudiantes”, que rompen con imaginarios y derriban pensamientos impuestos, con conocimientos que nunca pensaron tener, pero, sin embargo, representa para ellos una nueva oportunidad. Estoy segura de que este camino aún comienza, y más adelante conoceré más historias, más personas con ganas de aprender y crecer intelectualmente.
Pero me pregunto realmente ¿Quién le está enseñando a quién?
Katherin Torres Eraso
Socióloga ParqueSoft Nariño